Me
declaraste Rey. Rey del imaginario e infinito mundo que alberga tu corazón. Hace
muchísimo de ello, pero aún lo recuerdo. Me sentaste en el trono de tu cuerpo.
Me colmaste de tus tesoros más íntimos. Me confiaste tus secretos mejor
guardados. Me enseñaste los pasadizos de tu interior. Y me dejaste gobernar a
tu lado.
Eso
fue ayer.
Hoy,
hoy me has desterrado. Me has echado de tu reino como a un perro. Me has
abandonado a mi suerte. Me has herido de muerte. Y no quieres reconocerme.
Mañana
me reconocerás de nuevo. Lo sé.
© TOni
CerVera, 2014
No hay comentarios:
Publicar un comentario