Hace un tiempo, hace ya casi tres años escribía esto que sigue a continuación:
11/03/2011. Tempestad-Calma.
Después de la tempestad siempre llega la calma. Y con ella, sensaciones plenamente gratificantes. Éste podría ser muy bien el resumen del último trienio de mi vida. Después de estar completamente inmerso en el ojo de un huracán emocional; después de un desgaste brutal tanto a nivel físico como mental; después de haber surcado las profundidades de mi ser; después de haber bailado con los demonios que habitan en mi interior; después de haber estado en un período de recuperación existencial… después de todo esto, han llegado los primeros días de primavera.
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Lo que no sabía, es que la vida siempre nos depara sorpresas, y casi siempre amargas. A partir de estos primeros días de primavera, una cascada de acontecimientos nada agradables dieron paso a días de invierno; días grises, fríos y muy dolorosos. Y después de la calma volvió a llegar la tempestad. Una tempestad por variados frentes que duró mucho más de lo que hubiera querido.
Pero todo pasa. El tiempo no se detiene por nadie ni para nadie. Lo único que se detiene somos nosotros mismos. A veces porque queremos; otras veces porque no sabemos cómo evitarlo; y a veces porque la vida simplemente nos detiene para siempre.
Y después de la tempestad, vuelve la calma. Hace tiempo que es primavera en mi vida. Y en la vida de esas personas que me rodean. Con algún chubasco de vez en cuando, pero ¿a quién no le gusta bailar bajo la lluvia?
Aprendemos del pasado para vivir el presente.
© TOni CerVera, 2014
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