Y es esta la banda sonora de mis pensamientos ahora mismo. Un bucle infinito de guitarra y contundente voz del que no puedo escapar. Harto complicado es sintetizar todo lo que pasa por la cabeza en determinadas ocasiones. Ésta es una de esas; quizás. Más aún cuando hace tiempo que renunciaste al filtro que tienes, o tenías, entre lo que piensas y lo que dices. Una virtud, dicen; un problema, en realidad. No vivimos acostumbrados a quitarnos las carnavalescas máscaras de hipocresía que llevamos puestas todos los días. Nos da miedo, y vergüenza. Qué pena, la verdad. Y menos receptivos y tolerantes somos a los que hablan sin tapujos y se quitan esas máscaras. Esos están locos y hay que apartarlos de nosotros como si de leprosos se tratasen.
¿A qué viene todo esto? Pues muy seguro no estoy, pero si es cierto que hablar con determinadas personas te hacen reflexionar. O al menos te hacen querer comunicar. Con otras no, lo sabemos. Esas otras solo te hacen vomitar.
Igual ha sido este estéril tiempo de introversión, batallas y reflexión que te han mantenido absorto y en silencio. O igual no. Igual es que no tenía nada que decir; ni ganas. O tenía demasiado que decir, pero faltaba orden y estructura. Algo se ha removido y ha cambiado. Y hay mucho que decir. Y a muchos.
Todo tiempo de silencio es bueno. Todo tiempo de desconnexión es crecimiento. Todo tiempo de soledad es recuperación. Y reflexionar sobre lo que se piensa es un gran ejercicio que nadie debería obviar.
He vuelto.
© TOni CerVera, 2015
