Hay personas que, aún sabiéndolo, no quieren creer en la influencia que ejercen sobre los demás. Obvio es que todos y todas, de una forma u otra, ejercemos esa influencia por y para los demás. Pero hay un tipo de influencia que los que somos diferentes (digámoslo así) sabemos de lo que hablo.
Te cruzas con multitud de personas, más seres vivos vacíos de contenido que de personas. Pero muy pocas dejan marca en ti. Al menos así lo siento en mi caso. Con el tiempo te vuelves impermeable a ciertas conductas y formas de ser. Simplemente coincides y no causan efecto alguno en ti. Con otras en cambio, se produce una eclosión a muy diferentes niveles. Un día decides que sólo con personas así quieres tener cierto contacto. Y te das cuenta que tu lista de amigos, conocidos y contactos cae en picado. Pero te alegras, y mucho.
Conversaciones interminables. Risas encadenadas. Simplicidad. Descubrimientos continuos. Un tipo de magia extinto (un tipo muy peculiar). Sólo el momento. Una expresividad que abduce. Miradas hipnóticas.
Es ese momento que eres tú y sólo tú. Una gozada.
Quizás a veces sólo sea unas de nuestras invenciones que proyectamos hacia el exterior. Pero no nos debe importar.
Yo sé lo que vivo. Sé lo que me suma. Sé lo que recuerdo.
© TOni CerVera, 2014
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