(…)
Escucho las palabras que lleva el viento. Escucho los ecos que se pierden en el infinito. Escucho los silencios que nos dijimos y espero hablarte con los ojos.
(…)
Recorro mil calles para cruzarme con tu mirada. Paseo con la mano abierta esperando que me la agarres fuerte. Imagino mis dedos enredándose en tu pelo. Sueño respirarte y eso me deja sin aire. Imagino el sabor de tu boca y el susurro de tus gemidos. Y cada noche alzo la vista para ver tu reflejo en la Luna, aunque sé que te escondes al otro lado. Y mientras los minutos se hacen eternos, vomito en papel todas las palabras que te diría. Y del papel lo traslado a la infinidad de la red; a ese lugar dónde lo guardo todo para compartir con el anonimato de navegantes perdidos. Y cuando el sol se esconda, me perderé entre las sábanas añorando tropezarte. Y buscaré tu olor en la almohada. Y dibujaré en el aire todos los caminos que me ha enseñado tu cuerpo.
Pero sé que sólo me ves como a un espejismo. Y sé que soy un loco aventurero en busca de quimeras. Pero no me importa, porque donde hay espejismos, andan cercas realidades; y donde hay aventureros, hay interesantes caminos por recorrer.
Ya ves que no soy de copiar y pegar, sino de transcribir mis propios pensamientos. No quiero princesas con vestidos de seda, ni quiero cuentos de final de perdiz. No quiero etiquetas que definan la vida, ni relojes que dicten el paso del tiempo. He quemado muchas noches con amores de quita y pon, y he ahogado muchas penas en vaso de tubo. Ahora soy un corazón errante deseoso de latir de nuevo. Pero de latir lleno de locura, no de cordura.
Transitan por la calle miles de mujeres, hay mujeres en cualquier parte; pero es "ésa" a la que él quiere; "ésa", con su boca y sus ojos y sus palabras, "ésa" nada más. Y no puede buscarla porque sabe que para ella, él no es "ése". (Josefina Vicens, "El libro Vacío").
Y dime, ¿tú qué quieres?
© TOni CerVera, 2015
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