Dile que la vida coloca a cada uno en su lugar. Dile que cada persona deja unas marcas y algunas, cicatrices. Dile que el tiempo pasa para todos. Dile que te hizo pasar muchos infiernos, y que se lo agradeces. Dile que no se puede sembrar vacío y querer recoger flores. Dile que lo que se siembra se cosecha. Dile que los jardines se riegan, pero el de uno, no el de otros. Dile que tu sacrificio fue de corazón, no por compasión. Dile que las cosas nunca se hacen solas. Dile que las mentiras caducan con el tiempo. Dile que las realidades construidas con mentiras se desmoronan como castillos de naipes. Dile que a las personas se les mira a los ojos, no por encima del hombro. Dile que el respeto se gana, no se regala. Dile que la educación no la da una carrera, sino los actos que uno hace. Dile que no escupa veneno por la boca y espere alabanzas. Dile que no se abandona al fruto de un amor. Dile que la clase no la da la marca de su ropa ni el coche que conduce. Dile que la apariencia engaña pero tarde o temprano la personalidad la delata. Dile que no te eche las culpas de lo que hizo. Dile que no busque excusas que nadie cree. Dile que cada uno es responsable de sus actos. Dile que tenga el coraje de asumir lo que destruyó. Dile que la trataron mejor de lo que nunca mereció. Dile que sus palabras hace mucho que no valen nada. Dile que la maldad se la meta por donde le quepa. Dile que nunca se mereció a alguien como tú. Dile que la hipocresía no va contigo, ni con nosotros. Dile que ahora vives sin que te martiricen. Dile que la vulgaridad la elevó a la máxima expresión. Dile que a los niños se les educa, no se les compra. Dile que ahora eres feliz. Dile que ahora has aprendido a Vivir.
Y cuando acabes de decirle todo eso dale las gracias por abrirte los ojos, abrir tu jaula y darte alas para volar.
Un hermano que te echaba de menos.
© TOni CerVera, 2015
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