jueves, 22 de noviembre de 2012

Entre espigas.

Sopla el viento en el mar de espigas. Alza los brazos y vuela libre. Deja los lastres para el cobarde. Genuíno porque quieres. Vuela alto que la perspectiva lo vale. — en WonderLand.

lunes, 19 de noviembre de 2012

Leónidas. 18/11/12

La Noche Llora Estrellas, y no las veré en tus ojos...

Pero los soñaré mirándome.

jueves, 15 de noviembre de 2012

Horizontes.

Desde lo alto del mástil observas. Equilibrio. La mar está en calma. Silencio. No soplan vientos por los que dejarse llevar. Tranquilidad. Divisas las nuevas tierras que pisaste días atrás. Espectación. A lo lejos otro barco que pasa de largo. Mediocridad.

Suenan tambores de guerra. Atención. Demasiado cercanos para hacer caso omiso. Partida. Pinturas de guerra para engalanarse. Adrenalina. El filo de una hoja que ya está afilada. Emoción. Abres el libro donde se guardan viejas batallas. Recuerdos. 

Igual no hace falta desenvainar. De momento.

sábado, 10 de noviembre de 2012

Días Grises, 10/11/12


Días que el eco de todo lo pasado y vivido resuena en tu interior. Días que un alud de preguntas a las que ya respondiste te abordan. Días que pensamientos de sacrificios y caminos que tomaste te perturban. Sabes que aquí y ahora eres lo que eres gracias a todo ello; y aún así una pregunta revolotea en tus pensamientos: ¿valió la pena?... mejor dicho, son dos; la otra: ¿valdrá la pena?

Siempre has tenido la certeza que si. Pero a veces, algo te hace temblar. A veces, un detonante insignificante te hace dudar. A veces, alguien se cruza en tu camino y te desestabiliza. Y parece que se abre una gran grieta en el plano que has ido dibujando sobre papel en blanco. Aunque sabes que sólo lo parece, pues sabes con seguridad lo que descartas y lo que asumirías en este viaje que llaman vida.

Es buen ejercicio pensar sobre los pensamientos. Reafirma postulados que ya posees, y desmonta teorías que se plantean.

Pero ¿porqué? Alguien me ha recordado hace muy poco que no hay un porqué; que simplemente es. Recuerda que dominas la calma en las tormentas y eres del credo de la simplicidad de las cosas. Pero siempre hay días en que la vista se nubla, los colores se tornan grises y la brújula no marca el norte.

Hace días que sopla aire, cada vez con más intensidad y fuerza. Es un aire fresco que conoces y transporta tus pensamientos a lugares que deseas descubrir. Pero ya hace tiempo que tienes las velas recogidas y, aún sin ancla, permaneces inmóvil.

Luchaste, construiste, abandonaste, soñaste, conquistaste, descansaste, observaste.

Llegaron tiempos de cambios y lo sabes. Llegaron tiempos de soltar velas y conquistar horizontes. Llegaron tiempos de disfrutar de la brisa que te acaricia.

O igual no.

miércoles, 7 de noviembre de 2012

Más allá de todo. 6/11/12

Y un día sin más ocurre.

Descubres un nuevo lugar que ni imaginas lo que te puede llegar a gustar. Te cruzas con alguien que te rompe aquellos moldes que ya no recordabas. Conversas en un idioma que creías extinguido. Descubres que hay un color que te gusta mucho más que el resto. El tiempo pasa tan deprisa que deseas pararlo. Y aunque intentas ser cauto, no puedes. Los pequeños detalles se tornan sorpresas. Lo conocido hasta ahora no es más que la sombra de un espejismo. Desnudas el alma sin temor. Intentas pensar qué ha pasado y cómo; aunque en realidad no te importa. Flotas. Vibras. Sueñas.

Llevas todo el día escuchando una canción que te hace enloquecer. Sientes brotar música por los poros de todo el cuerpo. La inspiración se torna un huracán. El cerebro funciona a velocidades de vértigo. Todo tú eclosionas.

Y te dices:

1. Si me tengo que estrellar, que sea a la velocidad de la Luz.

2. La vida es demasiado corta para tomar café del malo.

3. Las Señales son para interpretarlas.

4. Locura y cordura, Emoción y razón. Un cóctel molotof.

Y se acerca alguien con 97 años y os quiere regalar una poeasía... Perplejidad absoluta. Descolocación. Alucinando. Subidón. Incomprensión. Sorpresa. Mudo. Un xute que te deja colocado.

Y sonríes, porque aquello que imaginabas, existe.

Y ha empezado la historia; al menos en la libreta del Principito.


sábado, 3 de noviembre de 2012

Pintant Olors, 02/11/12


És la màgia d’aquesta ciutat; que vagis on vagis, amb una miqueta d’atenció sempre et deixa sorprès. Avui ombra que refreda amb l’aire que corre, y sol que escalfa quan t’acarona. Una inspiració que va i ve al Port Vell. No sempre es fa el que s’ha fet avui. No sempre es pinta de color una olor. No sempre es sorprèn a qui no coneixes. Però content, i molt, de no perdre la pistonada de les emocions i saber aparcar tot raonament quan la lògica no pot entendre determinades situacions.

Càmera en mà avui no hi ha ull fotogràfic. Només hi han ulls per disfrutar sense més dels detalls que envolten la passejada. Només hi han ulls per imaginar una expressió que no puc veure.

El boli però, si llisca per la llibreta a ritme de brisa marina; al lloc on la linia del port separa ciutat de formigó, d’infinit mar.

Aventuras y Desventuras de un Caballero Cualquiera VII - 2/11/12


...

Y después de varios días de recogimiento y meditación, decidióse al fin a salir de casa. Abrió el postín y dirigió su mirada hacia el horizonte. Aún no despuntaba el sol, pero la vida en la aldea comenzaba a despertar. Entró de nuevo en casa, tomó manzanas como desayuno y dirigióse  al armario donde guardaba su tesoro. Lo abrió y quedóse observando con detenimiento aquella magnífica armadura que durante tanto tiempo fue su segunda piel. Era escaso su brillo por el paso del tiempo en desuso, pero aún así los fileteados dorados llamaban mucho la atención.
Sacó pues su armadura y la colocó encima de la mesa en el centro de la habitación. Estaba a punto de empezar una ceremonia que hacía mucho tiempo que no realizaba: pulir todas y cada una de las partes que componían su lustrosa segunda piel.

Recordaba haberlo hecho sólo en dos ocasiones: la primera para las nupcias del señor conde, y la segunda el día antes de partir de su palacete en busca de aventuras y desventuras. Esta vez también era una ocasión muy especial pues no todos los días parte uno hacia Tierra Santa. Perdió la noción del tiempo trascurrido mientras realizaba con sumo esmero dicha tarea. Pieza a pieza iba puliendo con extremo cuidado y delicadeza. Y mientras sostenía cada una de ellas en sus manos, el recuerdo de alguna batalla o hazaña le invadía. Cerca de la hora del ocaso acabó su cometido. Apartóse unos pasos de la mesa para contemplar la belleza del conjunto. Pocas armaduras estaban tan trabajadas y adornadas con motivos tan bellos. Recordó que cada uno de esos motivos tenía un importante significado para él, los recuerdos que habían marcado su vida. Y pensó que le faltaba uno: el recuerdo de lo vivido en estos tiempos y este lugar, que significó desprenderse su armadura.

Como no conocía orfebre en la aldea ni en sus alrededores, cogió cincel y maza de madera y se dispuso a hacerlo él mismo. En la parte frontal de su armadura, a la altura del pecho, más cerca de la abertura para el brazo izquierdo que del centro, empezó a trazar lo que quería parecerse a un corazón. Un corazón lleno de cicatrices.
Este ornamento no estaría fileteado en dorado, ni brillaría a la luz del sol; pero estaba grabado en la armadura con sus propias manos. Así pues si alguna vez lo olvidase, sólo tendría que dirigir su mirada hacia el pecho para recordar que debajo latía con fuerza y sin miedo su corazón.

Acto seguido cogió su espada, a la que sacó brillo y afiló. Ligera como una pluma, equilibrada como una balanza y fuerte como el diamante. Cuando la empuñaba sentía cómo formaba parte de él, y una fuerza sobrenatural le invadía apartando cualquier miedo o temor de su ser. Dirigióse después al cajón donde guardaba la daga que le regaló su gran amigo tiempo atrás y con la que estuvo apunto de atravesarse el corazón unos meses atrás. Limpióla con extremada precaución y afiló con exagerado cuidado, pues no quería por ningún motivo que desapareciera la inscripción que había en su hoja.

Ya lo tenía todo dispuesto para su marcha. Ahora sólo quedaba descansar y partir al encuentro de las tropas a las que se uniría para emprender el gran viaje hacia el este. Tiempo ha, antes de cualquier batalla se había apoderado de él temores y fantasmas de batallas pasadas; pero esta noche estaba muy tranquilo por la batalla que iba a afrontar, pues sabía que difícilmente iba a volver.

Dejó el ventanal abierto de par en par para que la luz de la Luna le bañase durante sus sueños. Arrodillóse alzando la mirada hacia el cielo y fijó sus ojos en el blanco del tan bello astro. Rezó por lo que quedaba de su alma y ofreció otras oraciones por todas las almas con las que se había cruzado. Acto seguido tumbóse en el montón de paja i abrazó el pañuelo bordado con flores que tiempo atrás le regaló la doncella de iris color cielo. Cerró los ojos e imaginó su olor, pero ya no podía.

Y así pasó su última noche en la aldea que le había devuelto el latir a su corazón.
………

Nota del autor: no hay capítulos V y VI pues se perdieron en partes de la memoria que no se puede recuperar.

Escoltar-se a un mateix. 25/05/12


És quelcom que hem d’aprendre per poder acceptar tot el que som, tot el que sentim i tot el que vivim. En aquest món de bojos en el que ens ha tocat viure ens ensenyen a no escoltar-nos. Ens ensenyen que escoltant només al nostre voltant en tindrem prou. I això provoca que si es dóna el cas que trobem silenci, fugim d’aquest. Ens adonem que en silenci ens escoltem a nosaltres mateixos, i això ens espanta. No hi ha exercici més difícil que sentir que tenim a dir-nos a nosaltres; i quasi mai ens agrada el que escoltem. Però com tot en aquesta vida, és solsament qüestió de pràctica. No naixem ensenyats; encara que sí naixem amb més aptituds que el nostre voltant s’encarrega d’adormir lentament.

Busca el teu racó. Seu. Observa. Para atenció. Escolta. Pensa. No tinguis por. Allibera’t. Sent.

Jo tinc molts racons; uns més tranquils que d’altres. Uns enmig de la natura i d’altres enmig de la ciutat. Però tots ells compleixen la seva missió: estar amb mi mateix en silenci.

Callar o No callar. Maig '12


Hi han dies que un té tantes coses a dir que no és capaç ni de començar.


Però s’ha de fer un esforç de donar aquesta primera passa que tant costa. Res és més covard que amagar-se rere excuses. Què pots perdre per afrontar quelcom? O més important encara: Has pensat què pots guanyar?

Les pors es superen. Les pors no perduren en el temps. I un cop cau una, com si d’un castell de cartes es tractés, van caient una rera l’altre.